miércoles, 15 de julio de 2009

Quiero un mundo sin límites ni rutinas.

Me de coraje la rutina. Siempre he pensado que las rutinas truncan el proceso evolutivo de la mente. Arrestan la creatividad. 

Vivimos en la era de la tecnología, en la que cada minuto tiene un costo. No tenemos ni tiempo de escribir "Te quiero mucho" y lo resumimos a "tqm", esto sin mencionar las terribles aberraciones que cometemos a diario con el idioma por pereza de escribir la palabra adecuadamente. En un principio este tipo de abreviaciones estaba restringido exclusivamente a las conversaciones cibernéticas, pero poco a poco se han filtrado al modus vivendi de las sociedades. Pasó de las computadoras a los celulares y luego al papel. 

Retomando el punto inicial, este ritmo acelerado bajo el cual vivimos, constantemente contando los minutos y segundos, da pie a un modo de vida rutinario y vacío. Somos holgazanes. Inactivos. Hemos relegado actividades que representan ejes en el progreso mental del ser humano. Actividades como el deporte y la lectura.

No es necesario ser un gran erudito para saber que tanto la actividad física como mental constituyen elementos de gran importancia para la evolución del hombre. Sin embargo, vemos que estos dos están cada vez más reducidos a un determinado número de "afortunados".  Nos enfrentamos a una nueva era oscurantista, disfrazada de "la era de la información". 

Soy solo una mujer preocupada por el futuro de nuestra generación y las venideras; estamos ciegos y nos negamos a nosotros mismos la oportunidad de ver. Debemos despertar. Estamos encerrados en rutinas como animales domesticados. 

Es cuestión de tomar conciencia. De comenzar por leer un libro; una novela, un poema. Apreciar una obra de arte; una pintura, una melodía. De comenzar a recorrer nuestras calles, a caminarlas, a observar. Debemos aliarnos con la espontaneidad, con los impulsos (moderados por la prudencia, ja.). Hay un mundo maravilloso, como maravilloso es nuestro cuerpo. Somos máquinas perfectas; mejores que cualquier computadora o aparato electrónico. Si logramos combinar la gran capacidad de nuestro cuerpo con la de nuestra mente, si descubrimos realmente de lo que somos capaces, no habrá límites...

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