martes, 28 de julio de 2009
8 de cada 10 mujeres altamente exitosas son solteras
lunes, 27 de julio de 2009
"Esta boca es mía"
La semana pasada me dirigí a la librería a comprar algunos libros, especialmente sobre sociología. Esto con una intención clara: estoy escribiendo una historia en la cual la protagonista es socióloga, sin embargo, aunque la sociología siempre ha sido una materia que encuentro fascinante, no soy precisamente una experta en el tema. Para darle mayor profundidad a mi personaje es que fui a comprarme estos libros.
Hojeando algunos bajo el letrero SOCIOLOGÍA, encontré uno que me llamó la atención titulado "Esta boca es mía (y también tuya)" de la periodista mexicana Lydia Cacho. Para quienes no la recuerden, es ella la que desató aquella gran revuleta hace un par de años al publicar su investigación periodística Los demonios del Edén:el poder detrás de la pornografía infantil donde se veían "embarrados" varios servidores públicos y ocupantes de puestos de elección popular.
Se ha caracterizado por ser una periodista feminista y gran defensora de los derechos de las mujeres. Yo no puedo autoproclamarme una hembrista como tal, pero de un tiempo para acá, mi personalidad se ha visto adornada con algunos tintes de este movimiento; estos precisamente, fueron los que me llevaron a comprar el libro.
A lo largo de la historia del mundo, las prácticas sociales aunadas a los procesos humanos dan como resultado ciertos paradigmas en los que como hombres y mujeres nos vemos envueltos. Estos ideales sufren modificaciones para adecuarse al momento histórico en que se vive, sin embargo, los cambios no se hacen de manera instantánea y muchas veces pasan desapercibidos hasta que la diferencia ya es radical.
Un tema tan “sencillo” y común como lo es la caballerosidad es un ejemplo de ello. Estos detalles son vistos como muestras de atención o cariño, sin embargo, al analizar el fondo de esta característica, se evidencia que en ella radica un profundo mensaje de superioridad masculina. El abrir la puerta del carro o de algún establecimiento para entrar o salir, el caminar del lado de la calle, el acomodar la silla para que se siente la mujer, el tomarla del brazo para cruzar la calle, entre otras acciones comienzan como un apoyo hacia la mujer porque ésta era "incapaz de hacerlo por ella misma".
Hoy por hoy, estos son signos de atención para con la mujer y probablemente quienes lo hacen ni siquiera tienen conciencia del significado real de sus “consideraciones”. Inclusive, en la mayoría de los casos, quienes no las tienen son vistos como mal educados o se ponen en desventaja frente a otros hombres que sí lo hacen.
No debemos olvidar que la forma no es el fondo, esto es, no dejarnos engañar por la fachada de hombre “caballeroso”, porque esto a final de cuentas, no habla del valor moral y real de él como ser humano. En palabras de la autora: “Existen miles de hombres que tienen estas atenciones con sus mujeres pero a la vez se expresan de ellas como objetos o “filetes”. Son misóginos incapaces de mirarte a los ojos mientras hablas. Algunos incluso no tienen inconveniente en maltratar a sus parejas. Les importa muy poco lo que una mujer piensa sobre el mundo y generalmente desean imponer su voluntad en todo; son celosos, machos ilustrados, pero eso sí… ¡Nadie puede decir que no son caballerosos!”
Definitivamente hombres y mujeres tienen aptitudes distintas, y mientras los hombres son más capaces para ciertas tareas como lo son las actividades físicas, las mujeres dotan de otras características como la empatía y la sensibilidad humana. Dado a que son seres tan complejos y proporcionalmente distintos, las visiones sobre la vida siempre serán diferentes; se debe asumir el verdadero reto que esto representa: me refiero a respetarlos, identificar las aptitudes, asumirlas y combinarlas con las del sexo opuesto para obtener en conjunto mejores resultados.
Podemos ver que la mujer cada vez gana mayor terreno en cuestión de un rol determinante ante la sociedad y hoy por hoy son miles las mujeres que ocupan puestos importantes tanto en el sector privado como el público y que dirigen grandes corporaciones, evidenciando que son seres inteligentes y capaces de realizar tareas muy complejas y de gran peso social.
Nos encontramos ahora con uno de los temas que hacen más palpable las diferencias entre hombres y mujeres: la sexualidad. Para empezar, se ha enseñado que quienes gozan de mayor placer durante la relación sexual son los hombres, pues aparentemente son quienes poseen mayor apetito sexual, sin embargo, esto se ha comprobado ser completamente falso. Así como la mujer ha adquirido mayor libertad en el ámbito social, también lo ha hecho para hacer uso de su cuerpo, y con ello ha venido una gran revolución en su intimidad.
Así mismo, se han abierto más a la posibilidad de una vida en soltería sin la necesidad de tener esposo e hijos que sustenten su “felicidad”. Este es, quizás, uno de los mayores paradigmas a los que se enfrentan las mujeres. Desde niñas sueñan con una vida en pareja y unos hijos hermosos que formen su familia y que por tanto, den sentido a su paso por esta vida, sin embargo, esto no es más que el resultado de una educación sexista y completamente infundada. ¿Quién dijo que las mujeres que no “forman una familia” no alcanzan la plenitud?
Por supuesto que es completamente válido el soñar con tener una familia, sin embargo, también lo es el soñar con alcanzar grandes metas profesionales y espirituales que no contemplen el tener esposo y/o hijos.
Así mismo, el matrimonio es cada vez más difícil de sobrellevar, precisamente por esta fuerza y poder que ha adquirido la mujer. Cada vez se toleran menos faltas de respeto y desatenciones por lo que son más los hogares que se ven quebrantados. Es cierto que no todas las parejas que se desintegran lo hacen por culpa del hombre, sin embargo, es una realidad que mientras la mujer se vuelve más fuerte ante la sociedad, el matrimonio va quedando cada vez más relegado.
Y volvemos al tema de la sexualidad. Es indiscutible que el sexo en la pareja es uno de los pilares en el éxito de su funcionamiento como matrimonio. Hay una cifras muy interesantes, publicadas en los estudios “Informe Hite sobre la sexualidad femenina” e “Informe Hite sobre la sexualidad masculina”, que me gustaría compartir con ustedes:
“Aunque el 97% de los hombres encuestados reporta ser feliz en su matrimonio, el 72% de ellos con más de dos años de casados mantiene relaciones sexuales periódicas fuera del matrimonio. De éstos, el 91% dice hacerlo sin remordimiento pues creen que a sus parejas no les gusta el sexo, sin embrago, irónicamente, el 79.9% de las mujeres encuestadas dijeron gozar tremendamente del sexo y desear sentir una excitación que sus parejas son incapaces de proporcionarles”.
Los celos son otro de los temas con mayor impacto en las relaciones. El hombre, siempre educado a poseer, a ser poveedor, a ser fuerte y por esto, ser el amo y señor tanto de lo material como de sus parejas. En la mayoría de los casos esto se da de manera inconsciente y talvez no con la finalidad de menospreciar a la mujer, sin embargo, cuando analizamos los casos, se vuelve evidente del trasfondo que hay en ellos. Una mujer cuando es celada se siente halagada, porque su novio o esposo “la quiere tanto”, “la valora tanto”, “no podría vivir sin ella”, entre tantas otras excusas vacías que cubren una realidad mucho más oscura que es la enferma necesidad de controlar a la pareja, resultado no más que de la propia inseguridad del hombre.
Un estudio publicado en la revista Psicología Hoy asegura que la celotipia como enfermedad (cuando la persona siente que es incapaz, por sus propios medios de controlar sus celos) es un mal que se presenta en una proporción de tres hombres por cada mujer celosa. Esto sin duda, es un dato que me llamó la atención, pues siempre somos las mujeres quienes hemos tenido la fama de “celosas” y “paranoicas” en cuanto a sus parejas respecta.
Creo que esto se da por diferentes razones, principalmente el hecho de que los hombres, por ser generalmente quienes trabajan mientras la mujer está en el hogar, tienen siempre el pretexto perfecto de la secretaria que no les pasa las llamadas o el celular apagado por estar en una junta muy importante con el jefe, las comidas de negocios, los eventos especiales de la oficina, entre otras tantas excusas. Además las alianzas entre hombres para cubrir las infidelidades de sus amigos suelen ser mucho más poderosas que las de las mujeres, principalmente porque también ellas han sido educadas para juzgar más duramente a sus iguales que al sexo opuesto.
Lo que en un noviazgo aparentemente es una demostración de amor y pasión desenfrenados, en una relación ya estable, de varios años, se convierte en una de las peores pesadillas. El problema con los celos es que la cultura popular amorosa los enaltece como valor agregado y difícilmente los cuestiona. Se dice que de todas las patologías del amor, los celos son los únicos que se notan desde un principio, por lo que al parecer sería fácil alejarse de ellos, sin embargo, por ser una creencia social que los celos son señal de amor, en vez de alejarse, se acercan más.
La lista de supuestas teorías o creencias sociales es interminable, pues el ser los humanos seres tan complejos, con grandes tendencias hacia las rutinas, con ciclos de educación fijos, hace que nuestra cultura esté llena de paradigmas, sin embargo, es importante celebrar tanto la determinación de la mujer para involucrarse en una vida social y profesional activa, donde se le tome en cuenta como ser humano y se le permita hacer uso libre de su voz y su cuerpo, así como la conciencia que han tomado los hombres sobre el valor real de las mujeres y la apertura que han tenido para convivir en distintos ambientes con ella y respetar sus puntos de vista y acciones.
Está más que claro que aún vivimos sumergidos en una cultura machista sin siquiera darnos cuenta, pero también es una realidad que cada vez esa brecha es más corta y que la mujer participa cada vez más en trazar las líneas que determinan la historia y por tanto, el rumbo de la sociedad.
lunes, 20 de julio de 2009
Signs
Suicidio Virtual
Recuento
Hoy te vi.
Fue como un balde de agua fría. Un golpe de realidad. Estabas ahí, tan cerca otra vez, como hace mucho no habías estado. Entonces recordé. Recordé tus besos y tu compañía. Recordé las sonrisas, la música. Recordé las palabras, las caricias y todo lo demás.
Te vi tan distinto. No eres para mí y ahora es más palpable.
Nunca fuiste mío aunque llegué a creer que lo serías. Pero hoy lo recordé. Hoy te vi y recordé que eres escurridizo. Que no eres mío como no eres de nadie, ni tuyo propio. Vuelas por aquellas altas tesituras, siempre solo, lejos de mí, de ella y lejos de ti.
Escuchar tu voz de nuevo, ver tus manos revolviéndose, tu pelo desaliñado, tu cara siempre desencajada. Tu porte introvertido, tu postura misteriosa. Todo me hizo recordar y por qué no decirlo, añorar aquellos tiempos.
Recordé, después de tanto tiempo, lo que sentí la primera vez que te vi.
Después de recordar lo buenos que éramos, recordé también por qué no lo somos. Recordé la última llamada, esa mirada el día que te despediste. Recordé que muchas veces me hiciste enojar y hasta gritar, aunque no siempre lo supieras. Recordé algunas de las mentiras, las desatenciones.
Recordé eso y tantas cosas más, casi cada detalle. Lo reviví en un instante, y así en un instante se fue. Y entonces volví en mí y volvió el ruido, volvió la gente, pero no volviste tú.
miércoles, 15 de julio de 2009
Destino
Quiero un mundo sin límites ni rutinas.
martes, 14 de julio de 2009
Somos más
"Encuentran cuerpo decapitado en barranco", "Policía ministerial secuestrado", "Enfrentamiento entre sicarios en colonia habitacional"; ideas que retumban en nuestros oídos día tras día gracias a los medios masivos.
Comencé a escribir esto con el claro objetivo de mostrar la otra Tijuana, esa que me hace sentir orgullosa de vivir aquí. Por unos segundos mi mente se quedó en blanco y luego comprendí que debía comenzar con mi propia experiencia para después ir a lo general.
Estoy a un mes de cumplir 22 años y llegué a Tijuana en compañía de mi familia a los 40 días de nacida, por lo que siempre me he considerado y sentido tijuanense. Historia común entre la población de nuestra ciudad.
Aquí he vivido los mejores y más grandes momentos de mi vida; aquellos que han formado a la persona que hoy soy; mis raíces están echadas aquí.
Un sentimiento de gran desilusión invade mi ser cuando me doy cuenta de lo que pasa en esta ciudad que me ha dado tanto; éste se potencia cuando veo que nos hemos hundido en un estado en el que perdimos completamente la objetividad y el optimismo; todo lo vemos negro y peligroso, cuando en estas tierras hay miles de oportunidades que explotar.
Tijuana. El albergue de tantas familias fugitivas de sus propios hogares, la cuna de una nueva cultura; una gran cultura, mezcla de costumbres e idiosincrasias tan distintas, han dado lugar a una nueva y compleja forma de vida.
Un atardecer en octubre ilumina la esperanza de miles de personas que han llegado con las alas caídas, pero con su fe puesta en que la vida les brindará otra oportunidad y es que Tijuana le tiende la mano a quien viene a trabajar.
El mar, las playas y las montañas se confabulan para darnos un cálido abrazo y demostrar lo más noble de su existir; nos une como hermanos, evidencia de que todos somos hijos de la misma naturaleza y nos la la oportunidad de crear vínculos: otro de los grandes regalos de esta ciudad.
La mayoría somos migrantes, por eso existe una necesidad colectiva de arraigarse, de unirse, lo cual da pie a las más puras y estrechas relaciones y aunque no hay contacto con la propia sangre, cada uno ha formado a su familia; esa que no te toca, sino que escoges.
Lo mejor de los dos mundos; el tercero y el primero, tan extremos y tan cercanos. Se dice que no somos ni de ahí ni de allá, y talvez sea cierto, porque somos de aquí, somos tijuanenses y eso nos da una gran identidad.
La búsqueda constante de dicha identidad nos ha llevado a la producción e innovación de arte y cultura; con los años Tijuana se ha convertido en la cuna de extraordinarios trabajos artísticos. Por ello, anualmente se reciben infinidad de exposiciones y puestas en escena de fama internacional.
El auge cultural es extraordinario; pintores, escultores, poetas, fotógrafos, literatos, actores, músicos y cantantes lo respaldan con la gran calidad de sus obras.
El avanzado desarrollo económico que tenemos hace voltear la mirada de potencias mundiales de mercado; ellos han establecido en nuestras tierras importantes empresas que hoy nos dan fama global y que además, crea el intercambio cultural que nos hace ir un paso adelante que cualquier otra ciudad del país, y de muchas otras del mundo.
Ahora lo veo tan claro, cuando me pregunto, ¿Qué hay de esa otra Tijuana?, ¿Esa que no está en manos de los delincuentes? Me doy cuenta que no existe "otra Tijuana", es sólo una; con buenos y malos, con ventajas y desventajas, pero que nos ha cautivado y nos regala a diario un pedacito de su gran corazón.
Los balazos existen, claro, pero la violencia está en el mundo, no sólo en Tijuana, pero los medios se han empeñado en magnificar lo rojo y con ello, cumplen el objetivo de las mafias: aterrorizar.
Me consta que la gente comienza a aburrirse del triste espectáculo, y además, con esa actitud, los medios cooperan para hundir económicamente a esta hermosa ciudad, cuna de la tecnología y de los mejores médicos del mundo, de jóvenes matemáticos campeones internacionales, de talentosos ciudadanos, de gente buena, trabajadora, que sabe convivir, que respeta al medio ambiente y tiene aspiraciones, de niños que quizá el día de mañana lleguen a ser personajes famosos por sus buenas acciones.
Más. Somos muchos más que el grupúsculo de maleantes y de medios amarillos y rojos.
Por eso, ni la más estruendosa sirena, ni el seco relámpago de los disparos, ni un grito desesperado podrán acabar con la magia que tiene este lugar; porque Tijuana nos ha regalado un poco de su luz, de su nobleza y su fuerza... suficiente para ser capaces de defender lo que es nuestro, lo que llevamos dentro, defender eso que nos hace sentir orgullosamente tijuanenses.