lunes, 10 de agosto de 2009

Fórmula Perfecta

Esta semana quiero abordar el tema de la modelo brutalmente asesinada hace algunos días, Adriana Ruiz Muñoz.

Es un caso que particularmente ha ocasionado morbo puesto que contiene tanto el ingrediente de la belleza como del sadismo, fórmula perfecta para el sensacionalismo y las especulaciones.

Adriana, presuntamente involucrada con el hermano de un hombre vinculado al narcotráfico, fue secuestrada un par de días antes de ser hallado su cuerpo mutilado y decapitado en un basurero de la ciudad. Esto supuestamente como venganza del bando contrario, sin embargo nada está comprobado, todas son especulaciones.

Lo cierto es que Adriana era madre de un niño de apenas cuatro años, mismo que ha quedado huérfano y que hasta la fecha desconoce la muerte de quien le dio la vida; es aún muy pequeño para comprender el concepto de la vida, mucho más difícil es  entender la muerte, por lo que su familia aún no le ha dado la noticia.

La realidad es que sea como haya sido la vida de Adriana, este caso, por mucho que ha sonado estos últimos días, por más que represente la fórmula perfecta, en un par de semanas será olvidado tanto por los medios, como por los ciudadanos que hasta hoy hemos estado al pendiente de la noticia. En un par de meses probablemente no lo recordemos ya y ni se diga en un par de años.

Pero,  ¿qué pasa con su familia? ¿Qué pasa con ese niño que en unos años comenzará a preguntarse qué fue lo que pasó con su madre? ¿Qué pasa cuando este niño busque en Internet el nombre de su madre y se encuentre con la brutalidad que representó su muerte? ¿Qué pasa con los autores de este grotesco crimen?

Es muy común, sobretodo en Tijuana, juzgar a quienes han sido víctimas de atentados contra su integridad o su vida. “Seguramente algo hizo” o “seguro era narco”, son frases que comúnmente utilizamos para calificar a quienes han sufrido estos ataques: la víctima se convierte en el culpable.

Esto es una autodefensa o una protección psicológica para “mantener la calma”, puesto que el raciocinio común dice que mientras uno no obre mal, nada malo le pasará. Desgraciadamente, esto no siempre es así y por lo menos en este caso, si Adriana estuvo o no involucrada con el hermano de un narcotraficante, no justifica la manera tan espeluznante de morir y el hecho de haber dejado sin madre a un niño que vivirá los  años de su formación como ser social sin la guía que ella representaría.

Es una verdadera tristeza que la vida de una mujer talentosa y preparada sea resumida a “la edecán asesinada por andar con un narco”. Y como este hay miles de casos. Hemos perdido la capacidad de asombro y ya se convierten solamente en un muerto más a la lista, nadie se preocupa por el dolor que esto representa a su familia y a su círculo social.

Tristemente este asesinato no es más que el reflejo de una sociedad enferma, quebrada, en la que la misma vida ha perdido valoración. En la que los valores humanos han caído frente a los materiales. La gente se ha vuelto fría, calculadora. Es cierto que no pasa así con todos, sin embrago sí representa un número considerable, lo suficiente para crear un impacto en nuestra sociedad.

Sin embargo, nosotros seguimos nuestra vida, nuestras actividades, nuestras rutinas. Pasamos por los puestos de periódicos repletos de noticias ilustradas con cuerpos decapitados, mutilados, casquillos de pistolas y un sinfín de signos de violencia que ya ni siquiera nos hacen voltear a ver.

El mundo de los medios es cada vez más competido, por lo que recurren a las noticias más amarillistas e imágenes aberrantes para lograr su objetivo principal que no ha sido informar, sino vender.

Por esto, no se le da un seguimiento periodístico a este tipo de noticias, puesto que para ello no se requiere de morbo sino de un verdadero interés de análisis social. 

Pero la culpa es tanto de los medios como de los ciudadanos, pues la mayoría no exigen más que lo sensacionalista y no se preocupan por un escaneo social de fondo.

Yo los invito a formar una conciencia, un juicio propio. Sin bien tomar de base aquello que se dice en los medios, buscar por cuenta propia. A investigar más a fondo, a no juzgar a todas las víctimas, a no dejarse llevar por lo de dice la mayoría. A darle el valor justo a las cosas, pero principalmente, a no perder la sensibilidad, esa capacidad que solo los seres humanos tenemos de asombrarnos, de ser solidarios.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario