lunes, 2 de noviembre de 2009

Aseveraciones de la crisis en México y el mundo

No es posible hablar sobre la actual crisis mundial sin analizar primero su contexto y las condiciones que dieron pie a que ésta se desarrollara; con ello hago especial referencia a la globalización. Uno de los temas más polémicos desde finales de los noventas y principios de este siglo es precisamente la apertura del comercio internacional, entendiendo a la globalización como la unificación de mercados, economías e ideologías con la finalidad de crear un solo orden mundial.

Una de las más importantes premisas defendidas por aquellos mexicanos que se proclamaron en contra de la globalización en sus inicios era que las grandes potencias económicas, principalmente Estados Unidos se aprovecharían aún más de economías menos desarrolladas, en este caso Latinoamérica, y especialmente México.

Con el paso de los años la globalización se ha dado de forma gradual e inevitable. Poco a poco se fue abriendo el mercado mundial a nuevas inversiones extranjeras y como era de esperarse, los países mas desarrollados fueron quienes resultaron con el mayor beneficio, pues las empresas que alguna vez fueron locales o nacionales, son hoy por hoy grandes corporativos internacionales. Uno de los ejemplos más destacados, aunque ya trillado, pero de los más claros, es el caso de Starbucks. Su fundación fue a principios de los 70s, pero no fue sino hasta finales de los 90s cuando se dispara el mercado internacional, que Starbucks comienza a tener presencia en países como Japón, Inglaterra y Rumania. Ello contribuyó contundentemente al gran éxito de esta marca que ahora, con más de 16 mil sucursales alrededor del mundo, además de vender un producto vende una imagen.

Para materializar más este ejemplo y comprender con mayor claridad el impacto que los mercados estadounidenses han tenido en nuestro país durante los últimos años, basta con saber que tan solo en la capital de nuestro país existen actualmente mas de 200 cafeterías con este nombre, sobrepasando por mucho el numero de otras  de las más grandes e importantes ciudades Latinoamericanas como Buenos Aires y Santiago de Chile.

Precisamente por la cercanía tanto geográfica como económica de nuestro país con Estados Unidos, es que esta crisis nos ha afectado de manera tajante y con aun mayor impacto que a otras naciones.

Para desarrollar más este punto, cabe mencionar que el mercado principal de la exportación de productos nacionales extraídos y procesados en México es Estados Unidos lo que nos hace todavía más vulnerables a su permanencia económica.

La desestabilidad que ha caracterizado al último par de años y en especial a los últimos meses no es un proceso que se dio de la noche a la mañana, sino que viene de mucho tiempo atrás, específicamente unos veinte años.

    Una serie de acontecimientos de gran impacto en Estados Unidos como el atentado al World Trade Center en septiembre del 2001, aunado a una de las mayores deficiencias del sistema económico capitalista de no mantener un límite en el valor económico de productos y servicios, sino que son regulados por la oferta y la demanda y por tanto establecidos exclusivamente por las empresas más influyentes a nivel mundial, ocasiona el primer quiebre económico con el repentino desaceleramiento de la compra-venta de bienes inmobiliarios.

    Con la creciente crisis en el sector inmobiliario, el mercado hipotecario se ve afectado directamente por la falta de pagos de préstamos, créditos y/o hipotecas. Así también la falta de flujo económico en los corporativos bancarios se convierte en la gota que derrama el vaso, obligándolos así tanto a venderse como fusionarse con otras instituciones económicas.

    El gran monstruo de la desestabilizad en todas sus vertientes comienza a comerse poco a poco a las micro, pequeñas y medianas empresas, acorralándolos en el mayor de los casos a desaparecer por completo o en su defecto disminuyendo considerablemente sus transacciones, inversiones y por supuesto su cuerpo de empleados.

    Esto a su vez provoca una de las mayores tasas de desempleo que se hayan visto en la historia de la primera potencia mundial y con esto, la crisis es todo un hecho. La corriente de dinero es casi nula y el estancamiento económico es cada vez mayor.

    Cabe mencionar que al ser nuestro país vecino el mayor inversionista a nivel mundial y el mayor campo de compra-venta de acciones para otros países, una vez que este se viene abajo, desequilibra de manera importante a todos aquellos que se encuentran directa e indirectamente relacionados a su economía, esto es, todo el mundo.

    Retomando el punto de México, si vimos que nuestra economía está directamente ligada a la de Estados Unidos y por tanto, dependemos de su solidez, como dicen por ahí, si ellos estornudan, a nosotros nos da gripa.

    Para aterrizar más el tema doy como ejemplo una de las mayores  determinantes que nos ligan a la economía estadounidense: los inmigrantes. Es bien sabido que son millones los mexicanos que viven ilegalmente en Estados Unidos y las remesas que estos envían a México representa una de las mayores inyecciones de dinero para nuestro país. Al estallar el desempleo en el país vecino, muchos de estos mexicanos se vieron afectados con la pérdida de sus trabajos. Esto a su vez ocasiona dos cosas: la primera, que estos mexicanos ahora desempleados corten el suministro de dólares que mes con mes se enviaba a nuestro país, y en la segunda y peor aun, que estos se ven en la necesidad de volver a México, donde sabemos, el problema de desempleo es creciente. Todo esto ocasiona un derrumbe en la firmeza económica de nuestro país  y así como nosotros, el de la mayoría de los países de América Latina.

    La recesión es algo innegable y para lo cual se requieren de grandes esfuerzos no sólo de nuestro gobierno, sino del mercado internacional. Hoy por hoy, lo que podemos hacer es analizar los hechos y los momentos que provocaron este quiebre, para entonces tomarlos de base y establecer nuevos programas económicos que permitan una visión estable a futuro.

    No soy una experta en economía, pero por lo que he mencionado y por el panorama que alcanzo a observar, propondría que una de las maneras de evitar el golpe de una nueva crisis de manera tan directa sería el crear un frente económico en conjunto con otros países latinoamericanos, esto es, abrir nuestras fronteras comerciales hacia nuevas economías en desarrollo.

    Sé que existen teorías y propuestas al respecto, pero que sin embargo por alguna razón u otra, se han dejado de lado. Es el momento preciso para voltear hacia el otro lado de nuestra frontera y así, construir los cimientos del equilibrio socioeconómico de América Latina.

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